Resiliencia en la enfermedad

En la actualidad una enfermedad grave o crónico degenerativa es considerada como una fuente generadora de estrés, ya que implica un proceso de deterioro continuo que afecta la calidad de vida de la persona.  En este caso, se considera a la resiliencia como un aspecto fundamental para el afrontamiento adecuado de la situación.

Se dice que la resiliencia es la capacidad de una persona de reaccionar ante adversidades y recuperarse. Esto implica un conjunto de cualidades que fomentan un proceso de adaptación y transformación.

Es así que se considera que una persona resiliente tiene sensación de control sobre los acontecimientos, está abierta al cambio, e interpreta las situaciones estresantes como una parte más de la vida.

En este sentido, el papel de la psicología se enfoca en apoyar a identificar los recursos con los que cuenta la persona, y potenciar aquellos que le permitan sentirse con la capacidad de continuar a pesar de las situaciones difíciles por las que atraviesa, generando un aprendizaje y nuevo estilo de vida.

Algunos aspectos a considerar para promover la resiliencia:
  • Búsqueda de soluciones:  Ante la adversidad enfocarnos en lo que, si se puede hacer, desarrollando pensamientos positivos sobre nosotros mismos, centrándonos en los aspectos a cambiar.  

  • Ser flexible cognitivamente: Ver a las adversidades como una oportunidad de cambio y crecimiento, dándoles un significado en nuestra vida.
  • Autoeficacia: Reconocer que anteriormente hemos pasado por experiencias difíciles y que las hemos superado, por lo cual somos capaces de afrontar con éxito las adversidades actuales

  • Autorregulación emocional: Es importante aprender a identificar nuestras emociones para expresarlas de mejor manera, las técnicas de meditación, relajación y respiración nos pueden ayudar a esto, generando mayor estabilidad emocional.
  • Sentido del humor: mantener el optimismo ayuda a hacer frente a situaciones difíciles, se pueden promover estados emocionales placenteros a través de la escritura emocional, en donde recordemos y expresemos momentos pasados que hayan sido significativos.

  • Aceptación: Debemos reconocer que hay situaciones que no están bajo nuestro control, y que muchas veces no podemos cambiarlas, aunque quisiéramos, por lo que es importante transformar las expectativas que tenemos, adaptándolas a lo que estamos viviendo.

  • Espiritualidad: Es importante tener experiencias de fe, moral, y altruistas, ya que esto aumenta los estados emocionales agradables, generando un mejor afrontamiento ante la crisis.

  • Agradecimiento: Reconocer que, a pesar de la adversidad, tenemos aspectos positivos en nuestra vida; el mostrar gratitud nos ayuda a fomentar la aceptación y esperanza.

  • Contacto social: Mantener redes de apoyo social genera mayor seguridad frente a la adversidad; contrarresta los sentimientos de soledad, fomenta la adaptación y mayor adherencia a los tratamientos. Por lo cual es importante que conservemos relaciones cercanas con familia, compañeros y amigos.

  • Participación en la comunidad: Colaborar en organizaciones en pro de la sociedad, actividades de voluntariado, o recreativas genera sentimientos de solidaridad y unión.

Es posible, que un momento de dificultad sea el que nos impulse en la búsqueda de algo nuevo, que nos permita encontrar una salida a la situación que estamos viviendo. Las crisis son una oportunidad de cambio, en donde la resiliencia nos dota de la fortaleza y recursos que necesitamos para afrontarlas.

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