En la búsqueda de tranquilidad y bienestar del paciente, el ocultar la verdad provoca todo lo contrario (aumento de tensión, preocupación, angustia, aislamiento social, sentimientos de incomprensión y soledad).
Si el paciente lo desea, tiene derecho a saber lo que sucede con su salud para poder tomar decisiones sobre su estado y, por tanto, sobre su vida.
El derecho de estar informado determina el respeto a su autonomía. Muchas personas, al conocer su estado terminal, aprovechan para solucionar pendientes, realizar sueños, cumplir promesas, expresar sentimientos y despedirse de sus seres queridos.
A si mismo, la información favorece la comunicación entre el paciente, su familia y el personal de salud, propiciando una mejor atención y calidad de vida.