En este sentido, se busca que el paciente tenga un rol activo, pues antes de ser enfermo, es una persona que piensa, siente y puede participar en la toma de decisiones sobre su tratamiento.
Por lo cual, la adaptación al cáncer no es un evento aislado y único, sino más bien una serie de respuestas constantes que permiten a la persona ir cumpliendo con las diversas tareas asociadas a la vida con cáncer.