Y las terapias complementarias para el dolor crónico…¿qué hay con ellas?

Un estudio realizado por Torrance y cols. en población adulta del Reino Unido mostró una prevalencia del 48 % de dolor crónico y 8 % de origen neuropático. Por su parte, Zarei y cols. encontraron en un estudio poblacional en el sureste de Irán que el 38,9 % de la población se quejaba de dolor crónico . Se considera que el 47,7 % de la población había experimentado algún tipo de dolor en el último mes, de los cuales la cefalea era la más frecuente y en segundo lugar el dolor lumbar. El 49 % manifestó que el dolor era agudo y el 50 % lo padecía previamente; el 48,3 % recurría a la automedicación y el 17,2 % utilizó medicinas alternativas.

 

El enfoque clínico de muchas patologías crónicas se ha dirigido a reducir la magnitud de los signos y síntomas, entre ellos, el dolor. Para esto se ha utilizado tradicionalmente la farmacoterapia analgésica, pero desde hace poco se vienen introduciendo otras terapias como psicoterapia, rehabilitación y, en los últimos cincuenta años, la neuromodulación a través de estimulación magnética, pulsos de radiofrecuencia y sistemas de bomba que envían directamente neuromoduladores hacia el espacio intratecal.

 

Existe una gran variabilidad en la respuesta a los analgésicos cuando se administran a los pacientes. Sin embargo, en los últimos años, ha sido posible su predicción gracias a una mejor caracterización genética y neurofisiológica de los pacientes y una mayor comprensión de las propiedades farmacocinéticas de los medicamentos administrados.

 

Médicos e investigadores han llegado a concluir que en muchos casos el dolor crónico es un resultado directo de la enfermedad neurológica, o puede ser incluso considerado como parte integral de la enfermedad subyacente. El dolor como fenómeno patológico se ha constituido a través de la historia como un problema de salud pública y a pesar de que se sabe que su estado crónico es relativamente común, las diversas publicaciones alrededor del mundo que estiman su prevalencia ha sido muy variable.

 

Las terapias alternativas generalmente no son consideradas por la profesión médica como herramientas fundamentales en el manejo de ciertas patologías, ya que son reconocidas como terapias sin niveles de recomendación y evidencia, lo que las cataloga entonces como intervenciones sin valor terapéutico. Su uso refleja generalmente la desesperación, el temor y la desesperanza de los pacientes que, a pesar de que han terminado tratamientos costosos, de larga duración y con diversos efectos adversos, siguen presentando la patología que les aqueja. Por otro lado, el saber popular es sin duda otro factor que facilita la recomendación del uso de ciertas terapias alternativas sin aprobación médica donde, en ocasiones, se corre el peligro de que puedan llegar a retrasar los esfuerzos del paciente por buscar tratamientos convencionales que hayan demostrado efectividad. Debido a que existen limitados estudios clínicos realizados en esta área, poco se sabe acerca del mecanismo de acción real de estas terapias, sus efectos adversos y los esquemas terapéuticos que se van a utilizar, entre otros; la evidencia de su eficacia a menudo proviene de los testimonios del paciente y de la familia que no son fácilmente verificables y reproducibles

Concepto y clasificación de las Terapias Complementarias

Es difícil concretar en una única definición el concepto de terapias complementarias (TC). Esto se debe a la gran variedad de tipos que abarca y a que en múltiples ocasiones se utilizan diferentes términos como sinónimos para hacer alusión a ellas: terapias complementarias, terapias alternativas, terapias naturales, terapias tradicionales, etc. Además, el uso de estos términos ha ido variando en función del país y el momento histórico, lo cual puede resultar confuso y dar lugar a errores.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la Medicina Complementaria y Medicina Alternativa como el “conjunto amplio de prácticas de atención de salud que no forman parte de la propia tradición del país y no están integradas en el sistema sanitario principal”. Por otro lado, define Medicina Tradicional como “todo el conjunto de conocimientos, aptitudes y prácticas basados en teorías, creencias y experiencias indígenas de las diferentes culturas, sean o no explicables, usados para el mantenimiento de la salud, así como para la prevención, el diagnóstico, la mejora o el tratamiento de enfermedades físicas o mentales”.

En España, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) define las terapias complementarias como “el conjunto de prácticas, enfoques, conocimientos y creencias sanitarias diversas que incorporan medicinas basadas en plantas, animales y/o minerales, terapias espirituales, técnicas manuales y ejercicios aplicados de manera individual o en combinación para mantener el bienestar, además de tratar, diagnosticar y prevenir las enfermedades”.

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Esta amplia terminología continúa evolucionando y en los últimos años el término más utilizado ha sido “terapias alternativas”, ya que la palabra “alternativo” abarca todas aquellas técnicas con fines terapéuticos que quedan fuera de la enseñanza y la práctica médica convencional o científica.

Sin embargo, ya que normalmente los usuarios de este tipo de técnicas no dejan de ver a su médico del sistema de salud, actualmente existe una tendencia que reemplaza el término de “Medicina Alternativa” por el de “Medicina Complementaria”. Este concepto fue acuñado en Inglaterra y se ajusta más a la realidad de su uso en los países desarrollados porque normalmente los pacientes las utilizan como complemento a su tratamiento médico convencional.

Siguiendo esta tendencia, la AECC habla de medicina complementaria cuando se utiliza conjuntamente con la medicina convencional, y de medicina alternativa cuando se utiliza en lugar de ella.

Como hemos mencionado anteriormente, las terapias complementarias abarcan un grupo muy amplio y heterogéneo de técnicas, lo cual dificulta su enumeración y clasificación, así como la delimitación de su alcance. Por lo tanto hay una gran cantidad de clasificaciones diferentes.

Nos hemos basado en la clasificación publicada en El Informe de la White House Comission on Complementary and Alternative Medicine Policy and The National Center for Complementary and Alternative Medicine (NCCAM), por ser la más extendida. Este informe las agrupa en 5 dominios

 

 Sistemas médicos integrales

 Técnicas de la mente y el cuerpo

 Prácticas biológicas

 Prácticas de manipulación y basadas en el cuerpo

 Técnicas sobre la base de la energía

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