Estos problemas interactúan y acentúan los síntomas físicos del paciente, puesto que se asocian de manera negativa con casi todas las prácticas de autocuidado, por ejemplo, asistencia a citas médicas, dieta, medicación y actividad física, generando una falta de adherencia terapéutica, lo que puede dificultar gravemente los resultados del tratamiento, empeorar la evolución de la enfermedad física y producir mayores complicaciones requiriendo apoyo más intensivo de los servicios.